Siempre, desde niña me a gustado todo lo que tiene que ver con Internet, hubo una época en la prepa en que me volví literal, toda una maestra de la herramienta que llego a cambiar el ritmo de la gente y poco a poco volviendo las relaciones más impersonales.
Sin embargo, hace mas de dos años se creó Facebook, una de las redes sociales más importantes en la actualidad. Uno puede subir fotos, comentar status, hacer mil aplicaciones que te quitan el tiempo de una manera impresionante y cuando menos lo imaginas ya pasaste más de cinco horas volviéndote todo un psyco de lo que subieron o no subieron, de quien fue requerido a una fiesta y quien no, entre otras cosas.
Hace unos días, una persona muy cercana a mí, me comentó que cerraría su cuenta porque le traía problemas de a gratis y que se daba cuenta que la gente se entrometía hasta cierto punto en su vida íntima, me reí, pensé que era una sobre exageración de las cosas, pero días después me dí cuenta de que es así.
El Facebook , si bien es un medio para tener a tus amigos en contacto, también es el lugar ideal para chismosear que hace la gente, desgraciadamente en mi experiencia personal, me enteré que algunas personas sabían en que estado de ánimo estaba y que decía de ellos por lo que yo ponía ahí. No conforme con esto, otro amigo estaba frustrado porque ahí habían aparecido cosas que el no tenía porque enterarse y solo le causaron sufrimiento.
No estoy diciendo que todo sea bueno y que todo sea malo, simplemente que uno se da cuenta que dependiente se vuelve uno de una red social, la cuál se vuelve parte de tu vida y si no estás adentro ya no te enteras de nada, es más ni siquiera tienes que forzar tu mente en recordar un cumpleaños y menos en gastar en un mensajito o una llamada, todo es por ahí.
Yo decidí cerrar mi cuenta un mes, demostrar que vivo más tranquila sin ella que con ella...
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